jueves, 24 de enero de 2008

Tiempo Nuestro



El tiempo pasa desde hace quién sabe cuanto...tiempo. ¿Es que nadie se va a preguntar nunca en qué piensa? Condenado desde... tiempos inmemoriales a pasearse por las calles, por los bares, por las dunas, por las nubes, a apoderarse de vidas ajenas acompañándolas hasta su extinción y aún siguiéndolas después, quién sabe hasta cuando, no ha tenido ni un sólo instante de respiro desde que llegó al mundo. Una cólera irreprimible se apoderó del tiempo en cuanto su creador le anunció su destino. El tiempo está melancólico, el tiempo es melancólico, el tiempo lo ha visto todo, añora... tiempos mejores, quiere parar, y no puede. El tiempo se siente impotente y está furioso. Si es injusto es porque se ha visto obligado. Sabe que el mundo llegará a su fin y que él asistirá igual que asistió a su principio, y que, aún después, él seguirá ahí, siempre expectador, pasivo a la vez que fatalmente constante. Malditos sean aquellos que quieren hacernos creer que el tiempo es medible, que pasa igual para todos. Malditos aquellos que como fieles vasallos creen en esas osadas palabras. El tiempo es versátil, mi tiempo no es tu tiempo. Para mí mucho, para ti poco y viceversa en un mismo espacio. Mi tiempo es mío. Es injusto, es justo desde otra perspectiva. El tiempo sólo intenta vengarse por su cruel existencia. Envidia a aquellos que poseemos el magnífico don de la mortalidad y nosotros, simples ignorantes, tememos más que a nada la hora de sumirnos en ese espléndido y etreno letargo. El tiempo vuela para quienes no lo quieren, deambula para quienes lo anhelan. ¿Injusto? Lo único que quiere el tiempo es morir.

3 comentarios:

Marina dijo...

Henar, perdona por no haberte contestado antes pero es que últimamente no le dedico demasiado tiempo a la blogosfera por razones que creo que entenderás.

Me apunto tu dirección y pongo un link desde mi blog. Te seguiré el rastro.

Piensa en todo el tiempo que queda por construir y todo lo que queda por hacer.

Un beset

Marina

Calle_juela dijo...

Ese tiempo del que hablas olvida algo. O no quiere ver, escondido en velos de fatalidad, que esos mortales fugaces que ciertamente le abandonarán son, al menos por un tiempo, sus compañeros de ruta. Una de las pocas virtudes que tienen es la de poder agarrarse al tiempo y vivir con él los vaivenes desenfrenados de cierta montaña rusa. Yo le digo al tiempo que no piense en la inevitable partida de esos humanos, porque eso le impedirá disfrutarlos...

Mafesaro dijo...

Te he leido... me parece interesante, de verdad lo es... y mas aun encontrar a una, de tantas personas, a la que le guste relatar la vida... de q mas se puede hablar o escribir sino de ella???...


=)


Saludos....